lunes, 19 de noviembre de 2012

Cabañuelas 2012: el recuento


Creo que se me ocurrió al despertar el primero de enero. Me encanta esta idea de que el clima de los primeros doce días del año corresponde a cómo se comportará cada mes, respectivamente; así que en uno de esos arranques inclasificables decidí escribir una "interesantísima" reflexión cada día hasta el 12 de enero, ejercicio que intitulé, claro, “Cabañuelas del año que se nos fue”. Las publiqué religiosamente como estados de Facebook e incluso las resumí en tuits. 

Y entonces inventé un género; inútil, sí, pero mío. Estoy leyendo todo el tiempo sobre esto para mi anteproyecto de tesis, de modo que no puedo resistirme a enumerar las marcas del "género cabañuela": a) solo valen los primeros doce días de enero, una cada vez, por lo que no tienen sentido si no están fechadas; b) son breves; c) se componen por: título, cuerpo del texto y conclusión; d) pretenden, se supone, reflexionar sobre asuntos que el autor considera importantes; y e) pueden incluir enlaces que apoyen el argumento central.

Ahora que estoy escribiendo hasta en los tickets de Soriana, a todas horas, me acordé de esos textos que son uno de mis grandes orgullos del año. Y creo que mi blog no estaría completo sin la recapitulación de mis cabañuelas de este 2012, que servirán además como cuenta regresiva para las del próximo año, que vienen con todo.  

Sí, mayas, les apuesto mi vida a que habrá Cabañuelas 2013.

1 de enero, 2012. Cabañuela #1: Ser y dejar ser... pero de lejitos
 
En 2011 aprendí que es más fácil y más saludable dejar de interesarme en las personas que considero “tóxicas” en lugar de guardarles rencores inútiles o de enojarme obsesivamente con su manera de vivir/pensar/actuar. Al fin y al cabo, lo que para mí es su error, para ellos es lo normal.
 
Conclusión: Cada quien hace de su vida un papalote, pero no todos tenemos que volarlos en el mismo parque.
 
2 de enero, 2012. Cabañuela #2: Pobody is nerfect
 
Fue muy liberador hacerme a la idea de que así como yo juzgo quién es indeseable en mi vida, también corro el riesgo de ser juzgada de tal forma por mucha gente. Y de algún modo extraño se siente bien caer mal, siempre y cuando uno deje esa aburrida costumbre de querer encajar en todo.
 
Conclusión: No gastemos el oro en moneditas cuando se pueden dar cheques de hule.
 
3 de enero, 2012. Cabañuela #3: Autosic
 
Tan simple como esto: no sé para qué existen los doctores si todo se resuelve con dejar de bañarse.
 
(Pueden ustedes sacar su propia conclusión).
 
4 de enero, 2012. Cabañuela #4: You say goodbye...
 
Una certeza absoluta: Las personas que han sido parte de nuestra historia pero que ya no pueden o no quieren continuar en ella merecen ser despedidas con todos los honores. Y las que, pese a todo, se mantienen con nosotros deben ser celebradas efusivamente cada cierto tiempo.
 
Conclusión: Bienvenido a mi mundo, cierra la puerta al salir.
 
5 de enero, 2012. Cabañuela #5: Hoy voy a cambiaaaar...
 
En los zoológicos, a los animales les enfrentan cada cierto tiempo con un pequeño o gran reto que cambia su entorno y pone a prueba su capacidad de adaptación: un tronco que tapa el agua, un nuevo juguete que hay que reconocer, una nueva jaula o cosas por el estilo, y así garantizan su “estabilidad psicológica”. Esto me parece más que (zoo) lógico, pues creo que lo mismo aplica a nosotros los humanitos. Moverse, problematizarse, replantear: la mudanza física/mental/espiritual debería ser deporte obligatorio; es indispensable, digo yo, bienvenir los cambios de ruta grandes o pequeños, voluntarios o involuntarios, que nos obligan a adaptarnos, a volver a apreciar lo básico y a dejar de estar pensando en tonterías o de creernos el ombligo del mundo. Estoy convencida de que quedarse estático (o querer estarlo) solo deriva en aburrimiento, en queja eterna, en frustración, en telenovela, en egoísmo, en el deseo enfermizo de vivir vidas ajenas... ¿Será?
 
Conclusión: Saludos desde mi nueva jaula.
 
6 de enero, 2012. Cabañuela #6: ¡Llame ya!
 
 
¿Está cansad@ de soportar jefes patanes, amigos molestos, tratos indignos, peleles acosadores, cursilerías baratas, metiches profesionales, círculos viciosos que le desgastan pero que aparentemente son parte de sus obligaciones? ¡No sufra más! Le presentamos Renunciatín, el novedoso método que en segundos acaba con sus angustias y le deja list@ para mejorar su ambiente a voluntad ¡sin culpas! Quédese solo con los problemas que le interese resolver y con la gente tóxica que desee conservar. No más síatodos, no más nimodos, ¡Renunciatín es la solución! Porque abandonar la incomodidad no es de cobardes, sino de hígados sanos.
 
Conclusión: Renunciatín tiene un 97% de riesgo de ser llamado "perr@ egoísta".
 
7 de enero, 2012. Cabañuela #7: Ya ves que sí...
 
Todo lo que hago lo hago por mí, ¿por quién más? Si no cuido mi persona, no tendré nada bueno qué ofrecer al mundo. Usar a los demás como pretexto para vivir y decidir no tiene ningún sentido; lo peor es que quienes hacen sacrificios involuntarios, o dejan de hacer cosas en función de otros sin estar convencidos, andan por la vida con esa bandera patética y creen que si uno no es así es porque no ha sufrido tanto como ellos... Por eso, mi más grande deseo es que lo bueno y lo malo que hagamos parta de nuestra entera conciencia y hacia ella redunde, que no tengamos la necesidad enfermiza de cargar a otros con nuestros errores ni de restregarles nuestros éxitos; que estar de acuerdo con nosotros mismos nos sea suficiente. Si en ese ir y venir aportamos algo positivo al universo, ya será ganancia.
 
Conclusión: Pierre Menard no se hace responsable por las opiniones de esta perra egoísta adicta a Renunciatín.
 
8 de enero, 2012. Cabañuela #8: Pos ya qué
 
El 2011 me vio hacer el ridículo cientos de veces, estar fuera de lugar, meter la pata y ser por momentos tanto o más desagradable que aquello que yo misma critico... A tal grado, que ya le estoy agarrando el gusto a esos momentos embarazosos y negros: después de mucho buscarlos o encontrarlos sin querer me convencí de que son pasajeros y de hecho, ahora sé que entre más pronto los acepte para vivir con ellos y asumir las consecuencias, mejor me irá en lo sucesivo. Sé bien que todos fuimos, somos y seremos carne de cañón en algún momento (en cualquier momento), así que más vale sentirse cómodo con ello y no darle tantas vueltas.
 
Conclusión: Solo digamos que el DVD de mi vida tendría un disco extra para bloopers.

9 de enero, 2012. Cabañuela #9: El musical



Conclusión: Había que renovar el género "cabañuela", ya nos había aburrido tanto rollo... Y es un buen pretexto para compartir mi mantra favorito.
 
10 de enero, 2012. Cabañuela #10: Memento
 
Me aterra la idea de no tener memoria, de ser inconsciente ante mis propios actos o caer en contradicciones irreflexivas. He visto a tantas personas incapaces de reconocer sus propias evidencias, que me he vuelto obsesivamente dueña de mis actos y pensamientos; y así lo prefiero. Creo que nuestra única responsabilidad es la conciencia y que no podemos aceptar el Alzheimer voluntario que se practica hoy día descaradamente.

Conclusión: Si tan solo tuviera una Espada del Augurio...
 
11 de enero, 2012. Cabañuela #11: Chale
 
Por más que uno quiera seguir en la bella práctica de la cursilería autocomplaciente y de la devoción feisbuquera/tuitera, resulta poco más que difícil cuando la realidad nos obliga a hacer cosas tan vulgares como, digamos, usar champú antipiojos.
 
(Vale por una ingeniosa conclusión. Aplican restricciones.)
 
12 de enero, 2012. Cabañuela#12: Cambio y fuera
 
Lo mejor de las cabañuelas fue que todo el rollo que me echaba en Facebook cabía, no sé ni cómo, en los 140 caracteres del tuíter: gran lección. Deberé decir una cursilería para terminar, así que confieso que es muy fácil amar una vida en la que estás rodeado por las mejores personas del mundo. Lo demás es lo de menos.
 
¿Conclusión sobre la conclusión? Ni que fuera yo tan protagónica.

No hay comentarios: